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PROPUESTA

Edificio

HISTORIA DE MUJERES

ANTECEDENTES

INVESTIGACIÓN

Declaración de la HCDN

 

PROPUESTA
El Museo de la Mujer solicita la cesión del edificio de la “ex – Cárcel de Mujeres”, sito en Humberto Primo 378 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, para desarrollar sus actividades.
(Ver Antecedentes institucionales).
Entendemos que es un lugar con significado, que por su propia historia, propone una atmósfera concreta que invita a todas las mujeres a mirarse y reconocerse dentro de esas paredes. Lugar con identidad y con carácter definido, que no logra expresarse en ninguna de las salas del museo que actualmente allí funciona. 
Proponemos una audaz intervención  sobre el capital simbólico urbano  que este inmueble contiene,  en el marco de la gestión cultural que a nuestro juicio debería tener en cuenta la subjetividad  del espacio público.

VALORES DE LA PROPUESTA

1) Resignificación  de la  Historia con perspectiva de género y puesta en valor para la promoción del arte y la cultura de las mujeres en el presente.
RESEÑA HISTÓRICA DE LA CASA[1] Y EVOLUCIÓN DE SUS USOS
 
En 1740 se inició la construcción de la Casa de Retiros Espirituales de la Compañía de Jesús, obra finalizada recién en 1760. Esta casa se emplazó dentro de las dos manzanas de traza urbana que el Cabildo de Buenos Aires cedió para la fundación de una iglesia y una escuela.  La primera etapa estuvo a cargo del arquitecto Bianchi, sacerdote jesuita, quien inició la ejecución del proyecto y la planimetría, completando la tarea muchos años después el arquitecto piamontés, don Antonio Masella.
 
En 1767 la Orden Jesuita fue expulsada del Río de La Plata por orden del Rey  Carlos III de Borbón, teniendo que abandonar todas las instalaciones.
Alrededor del 1800 ocuparon la casa los padres de la Orden Betlehemita (de Belén), quienes instalaron allí un Centro Asistencial.  Por aquel entonces el edificio  transformó  su destino, funcionando durante la primera mitad del siglo XIX como “Casa de meretrices y mujeres abandonadas”. Entre 1860 y 1889 fue cárcel de “Deudores”,  alojando a mujeres y varones.
 
En 1890  se crea en la casa el “Asilo Correccional de Mujeres” por iniciativa del Ministro de Justicia Juan María Gutiérrez, quien entrega la dirección a la orden religiosa del Buen Pastor, congregación  que se encargaría de casi todos los institutos penales de mujeres de América Latina y Europa. Por 85 años las monjas mantuvieron la dirección del penal, hasta que en 1974 el Servicio Penitenciario Federal se hizo cargo del lugar por 3 años, siendo las mujeres allí presas trasladadas al actual Instituto Correccional de Mujeres, Unidad 3, en la localidad de Ezeiza, Provincia de Buenos Aires.
 
El edificio quedó en silencio hasta 1980, fecha de creación del Museo Penitenciario “Antonio Ballvé” (director de la Ex – Penitenciaría Nacional) que funciona hasta la actualidad, junto a la Academia Superior de Estudios Penitenciarios.

 

HISTORIA DE MUJERES
Coincidimos con Américo Castilla en considerar al “museo como un espacio social donde el pasado que custodia opera y dialoga con el presente para incluir, mediante técnicas propias de la museología y la educación en su concepción contemporánea, a un número cada vez mayor de públicos de distinta índole. (...) el museo necesita ser pensado como un espacio de construcción de ciudadanía. Una institución consciente y, por tanto responsable, de su papel en la configuración de la sociedad civil. (...) es un medio de comunicación colectiva y como tal, agente de la democratización de la cultura”.[2]  Desde este marco teórico es que valoramos este espacio físico como emblemático del recorrido que las mujeres venimos haciendo en nuestra sociedad contra las desigualdades de género, clase y etnias.
Valen aquí algunas referencias de la investigación de la antropóloga Gabriela Ini, quien señala un memo de las religiosas, fechado el 22 de septiembre de 1899, en el que solicitan:  “Señor Habilitado de la Casa de Corrección de Mujeres, Dr. Luis...: sírvase procurarnos unos 5 lienzos de paja y 14 metros de arpillera para hacer 14
colchones con destino a las indígenas que tenemos alojadas...”

En otro piden tela para los uniformes de las menores (28.10.1899); camas de hierro para el departamentos de las mujeres con hijos (15.11. 1899)

Las mujeres, más que nadie, conocemos el sentido simbólico-social del “encierro”, adentro–afuera, privado–público, femenino–masculino. En la “Casa de Corrección”, parte de las mujeres que convivían estaban encerradas por su voluntad (las religiosas) y otras para cumplir una pena por alguna trasgresión social. Ese posicionamiento reforzaba la discriminación de género y  de clase, en tanto las monjas relatan de esta forma su acercamiento a los sistemas carcelarios:
La admirable obra de Dios, ejecutada por el Buen Pastor, se pone de manifiesto de un modo especial en la dirección de los establecimientos carcelarios de mujeres de las grandes ciudades, en donde el estrago humano causado por la culpa se ofrece con caracteres más repugnantes y de más difícil remedio”. Y agregan “... aún en estos hondos y negros abismos morales, formados de ordinario por el vicio y por el crimen a la vez,... las vírgenes consagradas al sacrificio de sí mismas y al amor de Dios y de sus semejantes, obtienen maravillas morales.[3] Más adelante dicen: “... entre las que han pasado algún tiempo en el Asilo encuentran las señoras domésticas inteligentes que las sirven con fidelidad, aseo y esmero pues se las forma en todas las ramas propias de su sexo y condición”.

La investigación nos dice que la cárcel de mujeres debe entenderse dentro de un particular contexto de experiencia histórica de las mujeres. Las mujeres en su conjunto hemos sufrido mecanismos de disciplinamiento aún no estando en “prisión”, a través de la legislación matrimonial, la maternidad como destino, la sexualidad como pecaminosa, etc.  En  el Asilo  se puede recoger el caso de la francesa Ivonne Tchourkowsky, quien escribe a su marido en 1940:

“... pasé las fiestas nada más ni nada menos que en una celda de castigo por no haber respetado las órdenes, absolutamente injustas por otra parte,... te preguntarás por qué, y bien por haberme bañado completamente desnuda...”[4]
Realizar una historia de la cárcel de mujeres no es incorporar las mujeres a la historia de una institución, sino revisar toda la estructura genérica del relato histórico y acercarse asimismo a las instituciones informales de control social. Más allá de su conciencia, de su valoración y de su afectividad, y en ocasiones en contradicción con ellas, todas las mujeres están cautivas por el solo hecho de ser mujeres mientras perviva el sistema patriarcal. Casa, convento, burdel, prisión y manicomio son espacios de cautiverios específicos de mujeres.[5]
La semántica del “encierro” ayudó a consolidar el proceso de exclusión de las mayorías del ejercicio democrático y de la ciudadanía.
Entrelazar a las mujeres de adentro y de afuera de la Casa y entrelazar el pasado y el presente de las mujeres es, en gran parte, la aspiración de la Propuesta del  Museo de la Mujer y Librería de Mujeres.
2) Participación de la comunidad, particularmente de mujeres, en la formulación de estrategias de no discriminación e igualdad de género, desde la  concepción de la “Nueva Museología”,  Librería y Centro de Documentación  Interactivo.
3) Gestión privada, con articulación con las áreas oficiales de cultura.
4) Inserción de este espacio cultural como Valor agregado al Circuito Turístico de Museos y Centros Culturales del Casco Histórico.
           
La imagen de una ciudad  se construye a partir de la morfología del tejido urbano y sus significantes, en este caso a San Telmo como “Barrio Cultural”.  En él se localizan los elementos que lo componen, lo caracterizan y pautan o ritman su estructura, donde lo más importante no es sólo las características o particularidades de cada elemento, en este caso el valor arquitectónico de la construcción jesuita, sino la relación  e interacción  con el resto de los elementos barriales.  A nuestro juicio el actual uso del Servicio Penitenciario Federal no consigue ese objetivo ya que no logra integrarse con la identidad histórica del lugar ni con la actual fisonomía barrial.
5) Implementación de un Proyecto de “recuperación edilicia” , dado el estado actual de deterioro.
La ciudad se construye a través del tiempo y desde esa perspectiva se desarrolló la teoría de la recuperación de los cascos históricos, incluido el concepto de la preservación de sus edificios como un  componente fundamental no solo por el significado intrínseco sino por su poder de reuso. En Buenos Aires hay intensos reclamos sociales por la historia, nacional y local, que evidencia la búsqueda de identidad  y se refleja en la necesidad de preservar el patrimonio urbano como recurso sustentable.[6]
El emplazamiento original del edificio que respondió al modelo de urbanismo colonial (Ordenanzas de Descubrimiento, Nueva población y Pacificación) debe ser hoy recuperado estratégicamente dentro del Plan Urbano Ambiental (PAU – Ley 71/2000 y Ley 449/2000) en tanto se conciba a los inmuebles públicos como instrumentos de desarrollo social, económico y cultural.
Marcos Legales de Protección:
·        Edificio declarado Monumento Histórico Nacional el 28 de mayo de 1982.

·        Ley 449/2000 de Protección histórica de edificios. Esta ley designa los edificios protegidos de manera cautelar y/o integral entre los que se encuentra  el Ex – Asilo Correccional de Mujeres.

[1] Rf. /Ini, Gabriela; “El tiempo quieto”, en AA; Voces de Mujeres Encarceladas, Catálogos, Buenos Aires. 2000.
    Folletería Museo Penitenciario Federal.
[2] Castilla, Américo; “Una política cultural para los Museos de la Argentina”( diciembre 2003), Documento reproducido en Boletín Nº 3 – Año III, ADiMRA, Buenos Aires, Octubre 2006.
[3] Orden del Buen Pastor, Historia, Cap. XX, s/f, pág.584
[4] Subrayado en el original.
[5] Lagarde, Marcela; Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas; UNAM, México DF, 1997.
[6] García Espil, E.; Hacer Ciudad. Los desafíos de un proyecto colectivo, UBA – FADU, Buenos Aires, 2003.  



Internacionales: Museos y cesiones emblemáticas
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El Museo de la Mujer es una iniciativa inédita en América Latina y con unos pocos antecedentes en el mundo. Existen tan solo nueve: cuatro en Estados Unidos, siendo tres históricos y uno exclusivamente de mujeres artistas (Washington) como el que también funciona en Londres; y tres histórico – culturales con perspectiva de género en Italia (Merano), Alemania (Bonn) y recientemente en Senegal (Isla de Goreé).
De estos tres últimos conocemos que son de gestión  privada pero sus sedes han sido otorgadas por los Estados correspondientes y declarados de interés cultural con exenciones impositivas.
Es de señalar el carácter emblemático de algunos de los inmuebles cedidos. A modo de ejemplo vale la Isla de Goreé en Senegal donde se hallaba la Casa de Contratación de Esclavos, siendo el Museo de la Mujer “Henriette Bathily”  instalado en una de sus residencias que datan de 1770.
Por otra parte, el más significativo antecedente es la cesión de la  Casa – Convento del Buen Pastor de Roma al movimiento de mujeres para la apertura de la actual “Casa Internazionale delle Donne”. El edificio que data del siglo XVII está totalmente recuperado y preservado como patrimonio histórico cultural, y en él se desarrolla un proyecto de trabajo que conjuga actividades culturales y servicios para la mujer.
Como dice su folletería (se adjunta):
La fascinación de un lugar abierto a la Historia. La historia del Buen Pastor es una historia de mujeres: en 1615  hospedaba una comunidad de mujeres separadas y aisladas del mundo exterior. Pero en el curso de los siglos ella se ha transformado en un lugar de rescate y liberación, y en la última década  en el símbolo del movimiento feminista de Roma”

INVESTIGACIÓN

La antropóloga María Gabriela Ini, miembro del círculo “Amigas del Museo de la Mujer” ofreció su investigación de tesis doctoral sobre el Asilo Correccional de Mujeres de Buenos Aires, 1939 –1941 como aporte a la presente propuesta.

Bibliografía
Castilla, Américo; “Una política cultural para los Museos de la Argentina” (diciembre 2003), Documento reproducido en Boletín Nº 3 – Año III, ADiMRA, Buenos Aires, Octubre 2006.
Dilon, Marta; Corazones cautivos, Aguilar, Buenos Aires, 2006.
Folletería Museo Penitenciario Federal.
García Espil, E.; Hacer Ciudad. Los desafíos de un proyecto colectivo, UBA – FADU, Buenos Aires, 2003.
Ini, Gabriela; “El tiempo quieto”, en AA; Voces de Mujeres Encarceladas, Catálogos, Buenos Aires. 2000.
Lagarde, Marcela; Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas; UNAM, México DF, 1997.